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Esa ponencia gira en
torno a algunas reflexiones sobre la igualdad, sobre lo que se ha pensado poco
y mal. Lo hemos hecho más sobre la desigualdad. La igualdad es un tema más
complejo. Exige mucho trabajo integrarla en prácticas personales.
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La cifra de riesgo de pobreza en España durante la crisis es
del 22%, nos dicen. Pero ¿y antes de la crisis? Se suele hablar que es del
10%, acercándola a la del paro. Lo real
es que en 2007 era muy alta, del 19,7 %.
España destacaba en hacer poco por
eliminarla. Los medios de comunicación
visibilizan el riesgo actual y ocultan
el de antes de la crisis. Con ella sobrecargan el efecto de esta sobre
las clases medias, lo que cuantitativamente es un disparate. En este tiempo ha
empeorado el 30% inferior de las familias que ya estaban mal. Hay, eso sí, un
cierto proceso de deterioro en el tercio inferior de esa clase media que no se corresponde con lo que se dice en
público. No se concreta a qué clase
media se dirige el dato o el comentario y se suele referir a ella más por los
hábitos que tiene, de forma genérica.
Esos hábitos recogidos en público se corresponden con el tercio superior, cuyos
interese están sobrerepresentados. Los grupos inferiores aspiran a estar ahí.
Es decir, se invisibiliza la situación de quienes
están, en realidad, peor y, a la vez , que a ese tercio superior, le
ha ido bien .
Podríamos hablar de
“clasemedianismo” como una imposición hegemónica que crea “lealtad social” y a
la vez desproblematiza . Quizá no se dé
este fenómeno tanto como antes en una
época en que se trataba de acumular patrimonio (por ejemplo comprar piso, tener
otras posesiones) que se podía producir
desde los años 70 hasta el cambio
de siglo. Ahora se empieza a cuartear esa situación.
I.- Términos que afectan a la Educación
Existen dos cambios que afectan a la educación y en los que
debemos preguntarnos ¿por qué su eso masivo?
1.- La popularización
del término “exclusión”
2.- La ideología que hay detrás de la llamada “igualdad de
oportunidades”
I.1.- Exclusión
Comienza a utilizarse este término en Francia en la década
de los 70 del pasado siglo. Se empieza a hacer
como forma de señalar fallos en el estado del bienestar, en relación a
lo que debiera ser el estado social. Este sentido lo tuvo a lo largo del
periodo en que se daba el estado desarrollista de la postguerra . Tras la caída
del muro de Berlín, hacia el final de la década de los ochenta del siglo
pasado, el concepto cambió. La UE lo usa
en una serie de programas y pasa de invisibilizarse a nombrarse dentro de los
parámetros de lo que serían los albores del neoliberalismo.
En la parte positiva del término hay que señalar que nos ha
permitido reflejar el concepto de desigualdad y de explotación moderna, mejor
que otros como el de “ pobreza”.
En la parte negativa hay que apuntar que ahora se define
como un listado de personas que “pueden
caer ahí”, como si la lista de quien recoge el sistema estuviera
incompleta. No habla de la verdadera desigualdad, no habla de que realmente es
un conflicto sistémico, falta teoría detrás. Parece que tener lista de personas
excluidas, es nombrar a gente que “se
queda atrás” y que lo que se pide es reincorporarles a la lista, no poner en
duda el sistema que la genera.
También al hablar de inclusión debemos poner cuidado en qué se quiere que incluir a esa persona,
dada la situación actual. Por ejemplo
¿en lograr que sea mileurista, pensando que antes era un término negativo y ahora lo es casi de
privilegio?.
El término inclusión ha sufrido una apropiación. La
inclusión no es un proceso en que todo permanece igual y ampliamos la
solidaridad. Es un proceso en el que es necesario redefinir. Es necesario introducir el término de
“ganancia común” al hablar de inclusión. Usando como ejemplo el de la igualdad de género, incluir
en las decisiones y actuar en el reparto
de tareas y responsabilidades no se puede medir con una ganancia individual, de
cada componente de la pareja, sino con el grado de mejora común que se produce
cuando esa situación se da.
I.2.- La igualdad de oportunidades
La igualdad de oportunidades
en educación, supone hacer referencia a dos cosas de forma paralela. Por
un lado al ideal meritocrático del sistema, por otro, a derribar las barreras
de entrada.
Supone lo anterior que se consideran los privilegios de las
élites como mérito propio, están ahí por mérito propio, por “superioridad”.
Conlleva esto una conservación de dichos privilegios. La idea de movilidad
social, por tanto, ayuda a que se conserve el privilegio de esas élites.
Para que sea una idea positiva debemos considerarlo un “punto de llegada” y no de partida.
Debe ser el resultado del trabajo y la
acción que se ponen en marcha. Ocurre igual que en, por ejemplo, la cuestión
del género. La igualdad no existe de partida, será una meta a alcanzar.
II.- Consecuencias en Educación
Existen algunas ideas impuestas que es importante
desvelar.
Por un lado se transmite que la Educación, la formación, es
una herramienta de inclusión social. Eso supone que, por ejemplo, a las
víctimas de la crisis se las diferencia por
quien ha hecho esfuerzo (como alguien que se acercó al estudio) y quien
no lo ha hecho.
Se usa la educación para legitimar la igualdad de
oportunidades, para, supuestamente,
romper los privilegios heredados e
imponer la meritocracia. Pero ¿el resto de políticas no deben romper esa desigualdad? (vivienda, impuestos,
trabajo etc.). Se le deja a la educación ser el único mecanismo de justicia
social y de mejora.
Esta idea ha calado en las clases populares. La educación es
la “respuesta a todo” vale para todo, en
el camino del logro de la inclusión. La
educación se dispara en pleno auge del neoliberalismo. Este auge se encuadra en
la búsqueda del interés individual, por pérdida
de la idea colectiva (por ejemplo del movimiento sindical).
Debemos desconfiar de ese
papel que se la asigna a la educación y
llegar a saber cuál es el que cubre realmente.
Trabajar por una educación radicalmente igualitarista supone ir más allá de la
exclusión, poner en cuestión el papel de papel “mesiánico” de las personas
dedicadas a educar. Debemos tener más
modestia pedagógica y más ambición social. Sin igualdad social los proyectos
que pongamos en marcha son inútiles.
Habrá, por tanto, que formar parte de un movimiento más amplio (igualdad
en instituciones escolares, en el trabajo,…) y no creer en un instrumento mágico aislado.
No debemos identificarnos con un mundo que está impuesto por
las élites, supone eso un “clasemedianismo ” puro. Cuando nos hablan de las
nuevas tecnologías, o de centros bilingües, nos están ofreciendo una versión
“low-cost” de colegios de élite. La
“excelencia” supone imitar a esa élite. Debemos, a cambio crear cultura
pedagógica igualitaria compartida.
Supone algo negativo centrarnos en la defensa, en los
recortes o llevar a cabo actuaciones pedagógicas “heroicas” basadas en la
entrega y con poco grado de
generalización
La tarea más urgente es normalizar la ruptura: la igualdad,
el antiautoritarismo, disputar espacios hegemónicos que hemos cedido.
Actuar desde las escuelas (algunas opiniones recogidas en el tiempo de debate)
• Aunque
no lo sea todo la educación, sí debemos valorar la función de lo que se hace en
la Escuela.
• La labor a hacer en las escuelas es muy
importante. Con la pérdida de tejido social son casi el único espacio de
socialización que existe. Allí debe aprender los mecanismos de participación.
Por ejemplo quizá nos pudiéramos plantear plantearnos hasta qué punto han
servido las asambleas en Infantil y en los centros para aprender a
desenvolverse en alternativas como el 15M. La escuela tiene un gran potencial
en el trabajo hacia el igualitarismo y la relación social y para tratar de
disminuir elementos como la agresividad o la meritocracia.
• Debemos
abandonar las dinámicas reactivas de defensa y
atrevernos a plantear alternativas.
• Las
ideologías más conservadoras tienen un éxito grande haciendo pensar que los
centros concertados, por ejemplo son lo
mejor. También se achaca esto al control de todo el sistema que posee quienes
hacen esas propuestas.
• El
debate se movió entre la necesidad de ser conscientes y actuar, conociendo las contradicciones, procurar ser un “error
del sistema” y en pos del deseo de lograr
la “calidez” en la Escuela.
• También se pronunció algún interrogante: ¿cómo hacer vivir una
democracia en la Escuela, si como profesorado no hemos vivido una democracia
plena?.
• No
debemos tratar de “volver a lo que había”. Desde la Escuela debemos trabajar
los valores y decir a otros
instituciones qué es lo que deben hacer (Ayuntamiento, TV,…).
• No
debemos actuar solo hacia adentro, combinar nuestras prácticas educativas con
propuestas teóricas para actuar hacia afuera también.
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